sábado, 14 de julio de 2012

Fobia a volar, ¿miedo a las alturas o claustrofobia?


Perdón por el título, es conscientemente provocativo. Quería que entrasen a leer quienes temen a las alturas, quienes padecen de claustrofobia y quienes solo tienen miedo a los aviones… O a varias de esas cosas.
En compensación, confesaré que padecí  una mezcla de las tres en mi última experiencia de vuelo. Nunca tuve miedo a los viajes en avión; hasta esa fecha, me sentí “normal” viajando de ese modo y hasta me gustaba por la rapidez del trayecto que suponía (lo de los aeropuertos es otra historia, en la que puedes perder tanto tiempo como yendo por carretera, en ocasiones). Pero, en mi viaje a Bruselas, todo se torció: me mareé, me mareé más en el mini-baño del avión, me mareé más de más por la falta de aire de la cabina, por la aglomeración de pasajeros y por mi propia inconsciencia.

Para empezar, a causa de los nervios (era un viaje en el que me obsesioné mucho, por motivos personales), no dormí absolutamente nada la noche anterior. En segundo equivocado error, no desayuné nada sólido, pero sí me tomé un café. En tercer lugar, seguí nerviosa hasta el momento de subir al avión. Y en cuarto lugar, me senté junto a la ventanilla mientras despegábamos. Todo fatalmente hecho, efectivamente.

Y, para colmo, empecé a pensar que estaba encerrada a miles de metros sobre el suelo, en un espacio cerrado, mínimo, lleno de gente y sin posibilidad de escapar a tomar el aire durante más de dos horas…Y eso fue ya lo peor.

Así que, si tenéis miedo a las alturas y viajáis en avión, no se os ocurra poneros a mirar cómo asciende de la pista y se aleja de tierra firme. Si tenéis claustrofobia, no dejéis que vuestra mente os muestre un panorama aglomerado, ni reparéis en el poco espacio entre los asientos y, desde luego, ¡intentad evitar ir a un aseo de avión!...Y si tenéis miedo a los aviones, no hagáis ninguna de esas cosas y, además, no toméis café ni nada estimulante antes del viaje, procurad ir descansados y no os fiéis de que el estómago vacío es lo mejor en esos casos ¡No hagáis como yo, haced mejor lo que sigue!


Cómo evitar las crisis de pánico en el avión

El miedo a volar no es ninguna tontería, ni nadie está loco o es débil  por sentirlo. Pese al componente mental, las emociones que se sienten en esos momentos no permiten pensar con demasiada claridad. Por supuesto, hay que intentar controlar la propia mente, pero no ayuda sentirse culpable, observado o “ridículo”. Asumamos que existe el problema, pero también que es superable.

Dicho lo anterior, hay que empezar a mentalizarse con anterioridad, sin permitirse pensamientos catastrofistas e informándose lo máximo sobre todo lo que inquiete a uno o a una. Si es posible, no contratar pasajes en vuelos baratos, que conllevarán seguro cabinas tipo caja de cerillas y asientos inadecuados. Quién se marea en los vuelos o los teme, necesita comodidad para relajarse, punto. No se trata de tirar el dinero, es una prioridad para no pasar un mal rato ni ponerse enfermo.

De cualquier modo, existen otra clase de precauciones a seguir:

1.      Pensar que los pilotos y todo el personal de a bordo son profesionales con muy alta cualificación en el desempeño de sus funciones, bien preparados, con una forma física y psíquica excelente. Solo suben a pilotar aviones en las mejores condiciones, incluso la garantía de que éstas se cumplen puede hacer que haya retrasos en la salida del avión…, no solo las huelgas. Y que, el avión  es un medio de transporte muy seguro. Hay muchísimos más accidentes de coches que de aviones.  
2.      Si se siente inseguridad o miedo dentro del avión, confiárselo a una azafata o alguien del personal, preguntar por las medidas de seguridad y socorro sin ninguna vacilación y no temer que “nos miren raro” o su opinión sobre lo que nos pasa; ellos son profesionales, conocen esta clase de problemas y están para ayudar, informar y hacer que los pasajeros se sientan cómodos.
3.      Las técnicas de respiración son una buena táctica, antes y durante el viaje. Relajan y oxigenan el cerebro, permitiendo más estabilidad y claridad de pensamientos. La respiración abdominal es de las más adecuadas en esos casos: es la que centra el inspirar y expirar el aire desde el estómago. Debe practicarse con el máximo de relajación en el cuerpo, es decir, sentados o acostados cómodamente, e intentando mantener la mente tranquila. Luego, con la práctica, puede llevarse a cabo en cualquier situación menos propicia.
4.      Seguir otras tácticas de relajación que ayuden a ir al viaje más relajados, sin agobiarse en pensamientos negativos, es siempre positivo. Ejercicios sencillos con los pies, manos, cuello, cabeza o brazos, contribuyen a relajar los músculos.
5.       Intenta ir acompañado de alguien de confianza, coge su mano al despegar y aterrizar o si hay turbulencias, habla sobre tu temor porque eso siempre lo hace disminuir. Si vas solo, intenta hablar un poco con el compañero de asiento, escucha música de tu gusto, lee un libro interesante o mira revistas que te interesen, ve una película.
6.      Reserva siempre un asiento de pasillo y ve al viaje con ropas y calzado muy cómodos.
7.      Bebe suficiente líquidos, sin alcohol y que no sean estimulantes como el café o el té.
8.      No pienses en problemas ni en tus temores. Si te acechan, es mejor hablarlos, recordando estas u otras rutinas de relajación y comentándolas con otras personas, para hacer disminuir tu miedo.
9.      Mantén el sentido del humor. Tomarse a risa el propio miedo es una forma de combatirlo. Intentar mantenerse positivo y bromear aleja los pensamientos negativos.
10.  No pienses que “esa es la última vez que coges un avión”. Di para ti mismo que la próxima vez será mejor que la presente. Mentalizarse, poco a poco, de que puede superarse la fobia, es lo que la hace debilitarse.

Yo no pienso rendirme, espero que vosotros y vosotras tampoco. Y espero que estos consejitos os puedan ayudar en el próximo viaje.

6 comentarios:

  1. Lola, parece que lo hayas escrito para mí. En mi caso es exactamente "miedo por claustrofobia" eso de estar encerrada en un espacio pequeño y sin posibilidad de salir cuando yo quiera, es un gran problema y limitación para mí. Solo he volado dos veces y tuve que ir a terapia antes, pero la verdad es que me fue muy bien, a pesar de eso sigo temiendo volar, quizás porque he dejado pasar demasiado tiempo del logro.
    En fin, una vez más me guardo el artículo porque seguro me irá bien releerlo de vez en cuando.
    Besitosssss y gracias por los consejos

    Lola

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  2. Pues , mira, yo pienso enfrentarme pronto a la próxima experiencia...Me dicen mis hijos que voy aunque sea "de los pelos", y lo de quedarme calva no me atrae :) Así que me estoy mentalizando ya, y creo que me saldrá bien...¿Te vienes?, es solo hasta Madrid,jejeje. Prometo darte la mano al despegar y aterizar...,lo que no puedo prometer es no estrujártela...¡bruta soy!...¡Que no, que todo irá fenomenal!...Eso, si te animas, ya sabes, hablamos ;)

    Más besitos.

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  3. Pues en mi caso no temo a las alturas ni tengo claustrofobia. Viví durante bastantes años en casa de mis padres en un piso 11. Y lo único que no me gustaba de aquello era el día en que o se jorobaba el ascensor o se iba la luz.

    Claustrofobia no he tenido nunca, que yo sepa y sea consciente. Que no me entusiasmen las aglomeraciones es otro cantar, pero ni me siento mal ni me pasa nada cuando estoy en ellas.

    Lo que desde luego y con total seguridad no haría sería tirarme en paracaídas o hacer puenting de esos. Me cagaría la pata abajo antes, mientras y después, jejeje.

    Buen artículo, nena, a pesar de que yo no sufra ninguna de las cosas que describes.

    Besotes. Nos leemos a la vuelta de vacas ;-D

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  4. Quiero viajar en abril de este año y estoy que me muero de los nervios. Tengo prblemas de sinusitis y eso ocasiona que mis oidos me duelan y me causa mareo entonces mi miedo es que me valla a poner muy mariado y me entre un ataque de pánico cuando me de cuenta que voy volndo a muchos metros sobre la tiera.

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  5. Apreciado Carlos, tú mismo das con la clave del problema: tus nervios anteriores al viaje. Hasta abril, tienes tiempo de mentalizarte de forma diferente. No pienses que tu sinusitis te va a crear complicaciones, ni que te dolerán los oídos, ni mucho menos que eso te causará una crisis de pánico. Cambia el chip de tu cabeza y piensa: "Esta vez saldrá bien, mi sinusitis no se hará notar, no me dolerá nada y no voy a tener miedos inútiles. Yo puedo, como cualquier persona".
    Ser positivos es esencial. De lo contrario, estás favoreciendo que surjan todos esos contratiempos. La mente es poderosa,como explico en el artículo, y somos nosotros quienes creamos los pensamientos. Así que, domina tus pensamientos, antes de dejar que ellos te dominen.
    Buena suerte y ¡buen viaje!. Un abrazo.

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  6. Parece que ésto haya sido para mí. La verdad yo viajaré en avión con mi madre y mi padre a España, siempre quise ir para ese hermoso país, pensamos ir a vivir para allá, y el vuelo será la semana que viene, le dije a mi padre mil veces que quería ir en barco, pero me dijo que era peor, que tarda más, y desespera muchísimo más, y ya habían comprado los boletos, y yo tengo un fuerte pánico, cuando subo una pasarela, cuando entro a un edificio con muchos pisos, ó hasta cuando voy subiendo montañas, pienso cosas como: Me voy a caer, o se va a caer éste edificio y no tendré oportunidad para salir. Tengo muchos pánicos, hasta cuando estoy encerrado en un lugar me da miedo, hay muchas cosas que me dan miedos, pero escondo mis temores con una sonrisa o charlo, osea intento sacármelo de la cabeza.
    Gracias por éstos consejos, espero sentarme en el pasillo y que no hayan turbulencias...
    Muchas gracias de verdad Lola...

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