miércoles, 19 de marzo de 2014

Somos "nadie"


Los ciudadanos, para los gobiernos, nos hemos convertido en “nadie”. No es que no seamos nadie, sino que “somos nadie”. Basta imaginarse las directrices recibidas en una reunión de ministros, o en cualquier gabinete ministerial: “Que nadie traspase nuestras fronteras ilegalmente”, “que nadie cobre más de X euros”, “nadie debe escaparse de pagar los impuestos”, “que nadie tenga derecho a protestar por tal o cuál”…
”Nadie” no tiene cara, ni edad, ni sentimientos; es nadie, es rotundo y, no es nada personal, amigos…Es que nadie debe escaparse a sus decretos, y es más fácil ordenar injusticias o ponerlas en práctica pensando en que nadie las eluda, que pensando en los millones de “alguien” a quienes se les hace el daño consciente de la represión. Nadie, para “ellos”, somos nosotros; los ciudadanos, los de aquí y los de afuera, los que les sirven de pagadores de deudas, los que saltan sus vallas con cuchillas o repelen a disparos en el mar, los que exprimen a fuerza de encarecerles el sustento y de dejarles sin recursos suficientes y necesarios.

¿Qué importa quitarle derechos a nadie, dejar que nadie se muera sin atención, que nadie reciba ayuda ni consiga trabajo, ni disponga de justicia? ¿Qué importa la educación de nadie? Nadie es nadie, y somos el pueblo. Nos llaman nadie, para “cosificarnos”, convertirnos en objetos a controlar, para sentirse mejor, para que no escapemos.

Y, paradójicamente, si aceptamos ser ese “nadie” como nombre propio, la cosa queda en que Nadie protesta, Nadie exige, Nadie no quiere ser expoliado, esclavizado y excluido. Nadie, somos Nadie.  Somos Nadie, y solo importan “ellos”…Deberíamos cambiarnos el nombre.